Todos los días escuchamos hablar de competitividad, de innovación, de desarrollo, y de todas las tendencias que se están impulsando para que una empresa crezca, se fortalezca y sea competitiva en el mercado; pero poco nos informan de cómo debemos reaccionar cada uno de nosotros ante los cambios; simplemente nos dicen hay que ser más “flexibles” y nos dan conferencias, seminarios e infinidad de cursos acerca de los caminos y estrategias que debemos seguir.

Sin embargo, mi experiencia me ha llevado a comprender que la única manera de ser mejores es venciendo el MIEDO. Este temor de fracasar, de equivocarnos, de cambiar, es el que nos impide ver más allá, el que nos impulsa a lo tradicional, a lo que representa menos riesgos, a detenernos y muchas veces a estancarnos.

Es por esto que muchos empresarios colombianos se han quedado atrás, pues hoy la tecnología mueve al mundo y cambia muy rápido, lo que implica ser capaces de enfrentar los retos y ajustarnos a las transformaciones de una manera ágil y casi instantánea.

Porter dijo que las competitivas no son las organizaciones sino las industrias y dentro de estas las empresas que las conforman; pero cada una de ellas fue creada por personas y somos nosotros quienes las hacemos exitosas o no.

Me cuestiono entonces ¿cómo hacer a una organización capaz de competir cuando sus DUEÑOS O GERENTES no han logrado vencer el miedo al cambio, cuando no han comprendido que la tecnología es una herramienta que hoy no es un lujo sino una necesidad y que solo a través de esta, una empresa podrá optimizar recursos, aumentar su productividad o generar nuevas tendencias?

Entonces comprendo porque nuestro país aún está en pañales frente a la tecnología, la innovación y el desarrollo; el Gobierno Nacional podrá crear mil Conpes de tecnología, infinidad de Políticas de Competitividad, pero el cambio no solo es parte del estado, es parte de todos nosotros, y el primer paso lo da usted como emprendedor, como empresario, como gerente: ¡salte esa frontera! El miedo al cambio trunca su crecimiento y lo deja en una zona de confort que finalmente lo llevará  al cierre de su empresa.

Puede esperar sentado y seguir siendo conservador y tradicional o arriesgar un poco e invertir en tecnología, innovación o desarrollo; esto lo llevará a crecer, a interconectarse, a conocer nuevos mercados, a crear nuevas estrategias o, por qué no, nuevos productos y/o servicios.

No obstante tenga en cuenta que este salto no lo puede dar solo; es necesario asesorarse, para que invierta en lo que realmente necesita y no sea un simple impulso por no quedarse atrás.